La villa de Buitrago

Buitrago del Lozoya es el único pueblo de toda la comunidad de Madrid que conserva íntegro su recinto amurallado, es el mejor conservado de la región madrileña y el único que se mantiene en estado completo. Situado en un meandro del río Lozoya, que da sobrenombre al municipio, lo rodea por todos sus lados menos el meridional, convirtiéndose así en un foso natural de defensa, de gran importancia desde el punto de vista estratégico. Buitrago del Lozoya es Conjunto Histórico-Artístico y Bien de Interés Cultural desde 1993, y su recinto amurallado es Monumento Nacional desde 1931.

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Vista del puente del Arrabal y de la muralla de Buitrago desde el puente nuevo

 

La muralla de Buitrago del Lozoya es de origen musulmán. Es probable que la primera construcción fuera edificada entre los siglos IX y XI, en el contexto defensivo de la Marca Media, una extensa zona situada en el centro de la Península Ibérica que la población musulmana fortificó para detener el avance de los reinos cristianos y asegurar la plaza de Toledo. Más concretamente, protegía el paso hacia el puerto de Somosierra, una de las principales vías de entrada de las incursiones cristianas. Existen restos de otras murallas musulmanas levantadas en la misma época con una finalidad similar en otros lugares de la comunidad madrileña como son: Talamanca del Jarama, Torrelaguna, Alcalá de Henares y en Madrid.

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De izquierda a derecha, puente del Arrabal, muralla de Buitrago y puente nuevo sobre el río Lozoya

El trazado y fábrica de la muralla denotan su origen musulmán. Siguiendo las pautas de la arquitectura militar andalusí, presenta numerosas torres de planta rectangular y escaso saliente, así como mampostería encintada con ladrillo en numerosos tramos.

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Entrada al Adarve bajo desde el exterior de la muralla

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Adarve bajo

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Puerta del Adarve bajo desde el interior de la muralla

Sin embargo, la construcción que ha llegado hasta nuestros días es fruto de sucesivas ampliaciones y reformas acometidas por los cristianos, una vez que Buitrago del Lozoya quedó integrada dentro de la Corona de Castilla. Estas se prolongaron desde el siglo XI, cuando la primitiva ciudadela musulmana fue conquistada por el rey Alfonso VI, hasta el siglo XV con los Mendoza como señores de estas tierras.

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Calle de la Coracha

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Entrada a la Villa bajo la Torre Albarrana

La muralla de Buitrago del Lozoya tiene más de 800 metros de perímetro y cuenta con tres entradas. Dos situadas en el adarve bajo, al noroeste la entrada que da acceso al puente del arrabal y al este la puerta que da acceso a la coracha. Y otra puerta situada al sur en el adarve alto, protegida por su imponente torre albarrana. La muralla se asienta sobre un pronunciado meandro del río Lozoya, configurando a modo de península un triángulo escaleno. El río está actualmente retenido en el embalse de Puentes Viejas presentando actualmente una mayor anchura en su recorrido por Buitrago, pero antiguamente estaba encajado en un desfiladero con el río en su parte más baja, que actuaba como barrera defensiva natural por sus caras noreste, norte y noroeste.

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Entrada a la Villa bajo la Torre Albarrana

 

La muralla configura dos tramos bien diferenciados: la primera en los lados contiguos al río, la muralla está conformada únicamente por un adarve bajo. Y la segunda en los restantes flancos, la construcción es mucho más sólida y consistente, ante la ausencia de una defensa natural, esta parte consta de un adarve alto, alrededor del cual se articulan doce torres adosadas, una torre albarrana, una barbacana, un foso, un castillo y una coracha, entre otros elementos característicos de la arquitectura militar medieval.

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Alcázar de Buitrago con la Iglesia de Santa María del Castillo al fondo

Adarve bajo: se trata del tramo de muralla que transcurre paralelo al río Lozoya. Debido a las posibilidades defensivas que este río aporta, la muralla no excede de los 6 metros de altura y 2 metros de grosor. Tampoco se construyeron torres ni cubos, pues habrían sido innecesarios. Solo cuenta con una serie de contrafuertes en su flanco este, y almenado en todo su perímetro.

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Adarve bajo

Adarve alto: abarca los flancos sur y suroeste de la muralla. En esta parte la altura es más heterogénea, no bajando de 9 metros y alcanzando los 16 metros en la parte correspondiente a la Torre Albarrana. En estos flancos el espesor es de 3,5 metros y, por ser la zona más vulnerable del recinto, sí se introdujeron numerosos elementos defensivos: cuenta con torreones macizos, barbacana, foso, coracha, una torre albarrana y un alcázar. Los torreones macizos se conservan casi en su totalidad presentando la misma altura que los lienzos. La barbacana se conserva un tramo en el lado suroeste con alguna de sus torres sin sobrepasar los 4 metros de altura y los 2 metros de grosor. Del foso, aunque se conservan algunos tramos, el paso de los siglos ha provocado que solo sean visibles desde los sótanos de las viviendas contiguas a él. La coracha se trata de un apéndice de muralla que se introduce en el río y cuya función era cubrir el acceso al agua en caso de sitio; se trata de uno de los ejemplos más importantes y mejor conservados de toda Europa. La torre albarrana, también conocida como Torre del Reloj, consiste en un gran bastión que protege la entrada principal del recinto. De planta pentagonal, contiene un acceso en recodo con un arco doble de herradura hacia el interior y uno ojival hacia el exterior.

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Vista del flanco suroeste, adarve alto reforzado con torreones macizos y barbacanas

 

Elementos constructivos más importantes:

Adarve

Un adarve (del árabe «ad-darb» o, según otras fuentes, «adz-dzir-we» como ‘muro de fortaleza’), adarve, camino o paseo de ronda, es un pasillo estrecho situado sobre una muralla, protegido al exterior por un parapeto almenado, que permitía tanto hacer la ronda a los centinelas, como la distribución de defensores.

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Vista del Castillo y de los restos del Adarve alto sobre la muralla desde la Torre Albarrana

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Entrada a la Torre Albarrana desde el Adarve alto

Barbacana

Una barbacana es una estructura defensiva medieval que servía como soporte al muro de contorno o cualquier torre o fortificación, adelantada y aislada, situada sobre una puerta, poterna o puente que era utilizada con propósitos defensivos. Las barbacanas estaban por lo general situadas fuera de la línea principal de defensa y conectadas a los muros de la ciudad por un camino fortificado. Tal fortificación era a menudo sólo un terraplén adosado al muro junto a la zona más vulnerable de un castillo o de una plaza fuerte. Este sistema defensivo se difundió ya en el alto medievo prácticamente en toda Europa también por su relativa simplicidad de construcción.

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Barbacanas y torres Macizas en el Adarve alto

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Torreones y Barbacana desde la Torre Albarrana

Torre Albarrana o Torre del Reloj

Una torre albarrana es una torre que forma parte de un recinto fortificado con el que está comunicada, aunque generalmente exenta de la muralla​ y conectada a esta mediante un pequeño arco o puente, que pudiera ser destruido fácilmente en caso de que la torre cayese en manos del enemigo. Puede ir también adosada como gran baluarte pero en este caso es de mayor tamaño que las demás. Según la RAE, albarrana proviene de la palabra albarrán, y esta a su vez del árabe hispánico al-barrāna (‘la de fuera’).​ Sirve de atalaya pero también para hostigar al enemigo que intenta acercarse o rebasar la muralla.

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Torre Albarrana

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Torre Albarrana

 

 

 

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Torre Albarrana

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Entrada a la Villa bajo la Torre Albarrana

Coracha

Una coracha es una parte de la muralla que protege la comunicación entre una fortaleza y un punto concreto que no está lejos de dicha fortificación. Lo más común es que se utilice para proteger el acceso al lugar de suministro de agua cuando éste se encuentra fuera del recinto fortificado. La coracha suele terminar en una «torre del agua» que protege en su interior el pozo o la fuente de abastecimiento. A veces su adarve puede tener doble pretil, pues puede ser atacada por ambos flancos.

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Coracha

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Vista del río desde la puerta de la Coracha

Iglesia

La Iglesia de Santa María del Castillo fue concluida en el año 1321 y consta de una sola nave, de planta y alzados góticos. La entrada principal es de estilo gótico flamígero (siglos XV al XVII). La torre, de gran altura y esbeltez, es un bello ejemplar del estilo mudéjar. Del edificio original se mantienen los muros exteriores, la portada y la torre mudéjar, ya que fue incendiado el 14 de marzo de 1936 en el marco de la violencia anticlerical que precedió la Guerra Civil,​ hundiéndose en ese momento sus nervadas bóvedas de crucería. Actualmente, la nave de la iglesia está restaurada en estilo neomudéjar, y sobre el altar mayor se ha colocado el artesonado original del Hospital de San Salvador.

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Iglesia de Santa María del Castillo

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Iglesia de Santa María del Castillo

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Vista de la Iglesia y parte del Castillo desde la puerta de la Coracha

Castillo

El castillo de Buitrago del Lozoya es un conjunto arquitectónico gótico-mudéjar del siglo XV con planta rectangular, siete torres y un patio de armas central. Este recinto está enmarcado dentro de la muralla en su esquina sureste y cuenta con un foso que lo protegía de las invasiones. Las torres son todas diferentes entre sí, habiendo incluso una de planta pentagonal. El acceso se realiza por una puerta en forma de recodo que se sitúa bajo una de las torres.

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Vista del Castillo desde La Torre Albarrana

Su influencia árabe es evidente. Los materiales que se utilizaron para su construcción fueron el ladrillo, la cal y la piedra. Las torres presentan ladrillos colocados en bandas horizontales unidos por cal y enmarcados por bloques de piedra maciza. En los muros se utilizó el sillarejo, que es piedra labrada toscamente unida también con cal.

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Vista del Castillo y de la Torre Albarrana desde el Adarve Alto

Dentro del mismo castillo, son interesantes y dignos de mención los sistemas de cubrición mediante bóvedas constituidas por arcos de medio punto y por aproximación de hiladas, lo que le daba el toque decorativo al conjunto defensivo. El recinto además sirvió de palacio, por lo que también se adornó con yeserías y techumbres de gran calidad. Entre los personajes históricos que han residido entre sus muros cabe mencionar a Juana la Beltraneja, famosa por la guerra civil que mantuvo contra su tía Isabel la Católica.

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Castillo o Alcazar de Buitrago

El foso es una trinchera profunda, a veces llena de agua, excavada alrededor de una muralla o de un castillo para formar una barrera contra ataques a estas fortificaciones. Una fosa dificulta el acceso de las máquinas de asedio, como la torre de asedio o el ariete, que necesitan estar junto al muro para ser eficaces. Una característica muy importante es que dificulta mucho los intentos de minar los cimientos de los muros mediante túneles con vista a colapsarlos, por una parte obligando a profundizar más en la excavación y en caso de haber agua, esta inundaría esos túneles o causaría que se tuvieran que reforzar mucho. Actualmente no se puede apreciar en Buitrago, pero existen sus vestigios bajo las viviendas construidas en la parte exterior del Adarve alto de la parte sur de la muralla.

 

 

 

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Un paraíso llamado Canencia, de Mojonavalle al abedular.

Paseando por sus frondosos bosques, es fácil entender que este término municipal fuese utilizado como cazadero por la Corona de Castilla durante la Baja Edad Media. Algunos historiadores relacionan el topónimo del pueblo con los perros (canes), ante la supuesta existencia de perreras reales dentro de esta localidad. Pese a tratarse tan sólo de una hipótesis histórica, este animal aparece en el escudo heráldico de Canencia.

Hoy haremos una ruta por una de sus zonas más emblemáticas, partiendo del puerto de Canencia, donde se puede dejar el coche cómodamente, buscaremos la Chorrera de Mojonavalle y después descenderemos siguiendo el curso del arroyo hasta adentrarnos en el abedular de Canencia. Se trata de un pequeño bosquete localizado en la ladera noroeste del puerto de Canencia reconocible por la coloración blanquecina de sus troncos, así como la caducidad y colorido de su follaje.

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Fuente de la Raja, puerto de Canencia

Después de llenar la cantimplora en la fuente de la Raja, tomamos la pista forestal que parte de esta fuente para adentrarnos en el pinar que nos acompañará gran parte del recorrido. Pasaremos al lado de un chozo de pastores que dejaremos a mano derecha entre el bosque de pinos albares.

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Antiguo chozo de pastores rodeado de pino albar

En la pista forestal, además de los pinos albares de repoblación, nos encontraremos con algunos ejemplares de especies como el abeto de Douglas, introducido a modo experimental en las épocas de repoblación, y con otras especies autóctonas propias de la zona, como tejos, acebos, abedules, fresnos y robles según la orientación y altura de la zona que vayamos atravesando.

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Pista forestal rodeada de pinos albares y algunos abetos de Douglas

Así mismo, este bosque presenta una gran riqueza micológica, tanto en otoño como en esta peculiar primavera, es fácil encontrar distintas variedades de setas a poco que miremos en el borde del camino.

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Al llegar a la casa del hornillo (un centro de educación ambiental) dejaremos la pista forestal para tomar un sendero que parte hacia la derecha en ligera pendiente descendiente para llegar hasta la parte baja de la chorrera de Mojonavalle, en el arroyo del Toril.

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Chorrera de Mojonavalle

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Chorrera de Mojonavalle

 

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Chorrera de Mojonavalle

Continuaremos nuestro camino descendiendo paralelos al arroyo del Toril que da lugar a estas chorreras, que tras recoger las aguas de otros arroyos pasa a llamarse Arroyo del Sestil del Maillo, para introducirnos en lo más profundo de este magnífico bosque. Esta zona alberqga gran cantidad de tejos, acebos y abedules, que junto a los helechos y al musgo que nos encontraremos en las rocas y en el suelo, dan un verdor en primavera muy difícil de encontrar en estas latitudes de la península ibérica.

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El abedul es el árbol de la sabiduría en la cultura celta y fue utilizado durante mucho tiempo para fabricar papel, empleándose para ello su corteza (librum). Sus flexibles ramas sirvieron a modo de látigo que los inquisidores empleaban con frecuencia, y más tarde los maestros para proporcionar sus castigos “jarabe de palo”. En algunos lugares de Europa se elabora con su savia vino de abedul. También la “betulina” contenida en su corteza, es utilizada en el tratamiento de enfermedades de la piel,

En cuanto a los tejos, en tiempos más lejanos, la madera de tejo fue muy apreciada por su dureza y su elasticidad. Por ello, se empleaba en la construcción de lanzas, flechas y arcos. Las propiedades de casi todas sus partes, junto con su gran longevidad han dotado a esta especie de misterio, siendo considerados árboles sagrados en muchas culturas europeas, identificándose con la eternidad. De su madera también sacaban los druidas bastones, se practicaban ceremonias bajo el refugio de su denso follaje e incluso se realizaban ponzoñas con su veneno. Los Tejos eran también conocidos en los aquelarres de meigas y brujas.

El acebo, por su parte, era un arbusto sagrado para los celtas, se utilizaba durante el solsticio de invierno, el 22 de diciembre, para atraer la suerte y la prosperidad a la comunidad y alejar los malos espíritus. El árbol de los sátiros, decían, porque alejaba los demonios y los duendes maliciosos. Un adorno natural que se sigue utilizando como adorno en la actualidad bajo la creencia de que Santa Claus entra a medianoche y bendice a toda la familia. Y, por otro lado, la tradición dice que si una chica es besada bajo el acebo en Nochebuena encontrará el amor o conservará el que ya tiene, pero además atraerá la fertilidad.

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El camino termina en el puente de la Pasada, justo donde el arroyo del Sestil del Maillo cruza por debajo de la carretera que sube desde el pueblo al puerto de Canencia, es cuestión de volver sobre nuestros pasos para recrearnos y volver a disfrutar del paisaje que hemos dejado atrás.